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Espolones óseos y fascitis plantar

Revisado Por Dra. Brunilda Nazario, MD and Elmer Huerta, MD, MPH en agosto 28 del 2022
4 minutos de lectura

Un espolón óseo es un depósito de calcio que causa una protuberancia ósea en la parte inferior del hueso del talón. En una radiografía, un espolón óseo puede extenderse hacia adelante hasta aproximadamente media pulgada (1.25 centímetros). Sin evidencia visible en la radiografía, la condición a veces se conoce como "síndrome del espolón óseo".

Ilustración de la fascitis plantar.

Aunque los espolones óseos son frecuentemente indoloros, pueden causar dolor en el talón. Son frecuentemente asociados con la fascitis plantar, una inflamación dolorosa de la banda del tejido conectivo fibroso (fascia plantar) que recorre la parte inferior del pie y conecta el hueso del talón con el metatarso del pie.

Los tratamientos para los espolones óseos y las condiciones asociadas incluyen ejercicio, plantillas a la medida, medicamentos antiinflamatorios e inyecciones de cortisona. Si los tratamientos tradicionales fallan, puede ser necesario recurrir a la cirugía.

 

Los espolones óseos se producen cuando se acumulan depósitos de calcio en la parte inferior del hueso del talón, un proceso que generalmente ocurre a lo largo de varios meses. Los espolones óseos suelen aparecer por distensiones de los músculos y ligamentos del pie, estiramiento de la fascia plantar y desgarros repetidos de la membrana que recubre el hueso del talón. Los espolones óseos son especialmente comunes entre los atletas que practican deportes en los que se corre y salta con frecuencia.

Los factores de riesgo para los espolones óseos incluyen:

  • Anomalías al caminar, al ejercer un exceso de presión sobre el hueso del talón, los ligamentos y los nervios cercanos al talón.
  • Correr o trotar, especialmente sobre superfícies duras.
  • Zapatos mal ajustados o muy desgastados, especialmente aquellos que carecen de un soporte adecuado para el arco del pie.
  • Exceso de peso y obesidad.

Otros factores de riesgo asociados con la fascitis plantar incluyen:

  • El envejecimiento, que disminuye la flexibilidad de la fascia plantar y adelgaza la almohadilla grasa protectora del talón.
  • Diabetes.
  • Pasar la mayor parte del día de pie.
  • Ráfagas cortas frecuentes de actividad física.
  • Tener los pies planos o con arcos altos.

 

Los espolones óseos a menudo no suelen presentar síntomas. Pero pueden asociarse con dolor intermitente o crónico, especialmente al caminar, trotar o correr, si se desarrolla una inflamación en el punto de formación del espolón. En general, la causa del dolor no es el espolón óseo en sí mismo, sino la lesión de los tejidos blandos asociada con este.

Muchas personas describen el dolor de los espolones óseos y la fascitis plantar como si les clavaran un cuchillo o una aguja en la parte inferior de sus pies al levantarse por la mañana, un dolor que luego se convierte en una molestia sorda. A menudo se quejan de que el dolor agudo vuelve al ponerse de pie después de estar sentados durante un período prolongado.

 

El dolor en el talón, asociado con los espolones óseos y la fascitis plantar, puede no responder bien al reposo. Si caminas después de dormir, el dolor puede empeorar ya que la fascia plantar se alarga de repente, lo que estira y tira del talón. El dolor a menudo disminuye cuanto más caminas. Pero es posible que sientas una recurrencia del dolor después de un reposo prolongado o al caminar durante mucho tiempo.

Si tienes dolor en el talón que persiste por más de un mes, consulta a un proveedor de atención médica. Puede recomendarte tratamientos no invasivos tales como:

  • Ejercicios de estiramiento
  • Recomendaciones sobre el calzado
  • Cintas o vendas para descansar los músculos y tendones estresados
  • Plantillas ortopédicas o dispositivos ortopédicos
  • Fisioterapia
  • Férulas nocturnas

El dolor en el talón puede responder al tratamiento con medicamentos de venta libre como acetaminofeno (Tylenol), ibuprofeno (Advil) o naproxeno (Aleve). En muchos casos, un dispositivo ortopédico funcional puede corregir las causas del dolor en el talón y el arco, como los desequilibrios biomecánicos. En otros, puede inyectarse un corticoide para aliviar la inflamación en la zona.

Más del 90 % de las personas mejoran con tratamientos no quirúrgicos. Si el tratamiento convencional no logra tratar los síntomas de los espolones óseos después de un período de 9 a 12 meses, puede ser necesaria la cirugía para aliviar el dolor y restablecer la movilidad.

 Las técnicas quirúrgicas incluyen:

  • Liberación de la fascia plantar
  • Eliminación de un espolón

Se requieren pruebas o exámenes preoperatorios para identificar a los candidatos óptimos, y es importante observar las recomendaciones postoperatorias relativas al reposo, el hielo, la compresión, la elevación del pie, y cuándo colocar peso en el pie operado. En algunos casos, puede ser necesario que los pacientes usen vendajes, férulas, yesos, zapatos quirúrgicos, muletas, o bastones después de la cirugía. Las posibles complicaciones de la cirugía del talón incluyen dolor nervioso, dolor recurrente en el talón, adormecimiento permanente en la zona, infección y cicatrización. Además, con la liberación de la fascia plantar, existe el riesgo de inestabilidad, calambres en el pie, fracturas por estrés y tendinitis.

Puedes prevenir los espolones óseos al usar zapatos que te ajusten bien, con suelas que absorban los impactos, plantillas rígidas y taloneras de soporte; elegir zapatos apropiados para cada actividad física; calentar y realizar ejercicios de estiramiento antes de cada sesión; y dosificar tus actividades.

Evita usar zapatos con desgaste excesivo en los talones y suelas. Si tienes sobrepeso, perder peso también puede ayudar a prevenir los espolones óseos.

Este contenido se publicó originalmente en inglés y se tradujo con el uso de varias herramientas editoriales, incluidas la inteligencia artificial, como parte del proceso. Un equipo de editores de salud de WebMD y de profesionales médicos revisó el contenido antes de su publicación.